
En este sentido, los datos a los que las compañías pueden acceder son el gran aliado de las acciones de performance marketing y la clave para que todas las analíticas que se realicen se traduzcan en resultados. Los datos están ahí para crear experiencias personalizadas, el problema es que muchos ‘marketeros’ aún no tienen definidas esas experiencias y no saben hacia dónde las tienen que orientar.
Algo que se explica por la complejidad que conlleva toda experiencia de cliente y porque ésta requiere de canales de comunicación consistentes, acciones basadas en la máxima personalización y que todo esto se traduzca en un buen resultado para ambas partes, tanto la empresa como el consumidor.
De esta forma, una experiencia de cliente no es “un camino de rosas” por lo que, al resto de esfuerzos que hacen en términos de marketing, los profesionales de este sector necesitan unas metas específicas y medibles para llevar a cabo iniciativas relacionadas con la experiencia de los clientes o con cualquier campaña de marketing orientada a generar engagement.
El camino que deben seguir los ‘marketeros’ es el de la experiencia del cliente integrada, una senda que tendrán que recorrer haciendo frente constantemente a una serie de dificultades y contratiempos que les llevarán a tener que pensar de forma diferente en términos de medición, atribución o canales de marketing para conseguir resultados tangibles.
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