El big data, si no es emocional, no es nada:
La explosión de datos digitales y móviles a la que asistimos hoy en día permite que el marketing directo defina una segmentación más rica y accionable capaz de relacionar el comportamiento y la emoción con el valor, y ser accionable con el mercado.
Hoy en día un individuo no es sólo un usuario o un comprador de productos y servicios, sino que gracias a sus dispositivos personales la gente es capaz de interactuar con las marcas asumiendo diferentes papeles, participando como conectores, conversadores y creadores influyendo sobre las críticas, las conversaciones y los líderes.
Pero si el futuro del marketing es personal, social y móvil, superando los retos del antiguo marketing y poniendo el énfasis sobre las necesidades futuras del consumidor, las interacciones con las empresas, las críticas o la defensa de marca, las compras a la competencia, el interés en la categoría, las preferencias y las compras.
Un estudio cualitativo y cuantitativo del mercado permite obtener una visión amplia, pero el nuevo mundo y el nuevo consumidor exigen conectar comportamientos y emociones. El cambio que ha traído la evolución digital y móvil supone que ahora el flujo de datos es bidireccional entre consumidores y empresas y que los consumidores eligen qué compañías y servicios aceden a sus datos.
Al mismo tiempo, el nuevo entorno hace que los anunciantes sean capaces de entender a los consumidores en sus múltiples papeles, como individuos, y en tiempo real. Con los datos que se obtienen, los anunciantes pueden interactuar con los consumidores en el momento de la de decisiones y, con la omnipresencia móvil, se abre un abanico de oportunidades únicas de interacción en tiempo real y física en el punto de venta.
La optimización de los medios digitales basada en los datos online ofrece una segmentación y un nivel de optimización únicos. Pero las posibilidades de los anunciantes van más allá de los comportamientos con los medios. Los dispositivos personales y los datos están transformando la idea tradicional del ciclo de compra de un consumidor y el papel tradicional de los canales de marketing. Ahora, los anunciantes pueden saber dónde van sus consumidores online y móviles, qué contenidos consumen y durante cuánto tiempo y de qué manera interactúan con ellos y conocer su relación con la competencia y los influencers.
El problema es que todavía hay datos personales estructurados y no estructurados. Las técnicas de segmentación todavía tienen mucho por evolucionar, mientras que el análisis de texto y la lingüística más avanzada todavía tienen mucho potencial a la hora de identificar y rastrear el sentimiento de la conversación social y los posts individuales en su contexto.
Un potencial que es evidente cuando los consumidores cada vez más responden a la inversión de las compañías en responsabilidad social corporativa. Y precisamente en este sentido las empresas tienen que empezar a aprovechar el potencial de las acciones de RSC, ya que es una forma de segmentar a consumidores y lanzar mensajes a individuos y comunidades en las que participan, incluyéndolos en la conversación e incluso dejando que sean quienes cuenten la historia.
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