¿La publicidad está matando a internet?:
Desde que internet empezó a dar sus primeros pasos las miradas de publicistas, anunciantes y medios se han puesto sobre la forma de capitalizar este entorno y hacerlo más que rentable. Unos inicios en los que se empezó a utilizar un modelo ya conocido de audiencias e impresiones: alguien con talento creaba algún contenido que se emplazaba en un lugar en el que se pudiera ver y, cuando la audiencia llegaba, los publicistas emplazaban los anuncios intentando mantener un equilibrio con el contenido.
Por entonces la publicidad se presentaba como el motor económico que permitiría que internet evolucionara y realmente ha sido lo que ha permitido la existencia de compañías como Google, una de las más innovadoras de todo el planeta.
Pero nada dura eternamente y el modelo publicitario para internet no iba a ser menos. Con la evolución de la red, cada vez más trepidante, internet pasó a ser el lugar en el que los contenidos son algo que hacen los usuarios y, tanta gente conectada, creando tantos contenidos, ha hecho que ahora podamos consumir una cantidad de material inimaginable hace tan sólo unos pocos años.
De esta evolución, y favorecida por la adopción de la banda ancha, han nacido sites como Hulu o Netflix. Y también Kickstarter, una comunidad en la que los usuarios pueden pedir fondos para desarrollar sus proyectos. Lo increíble de esta iniciativa es que la gente recurre a ella porque tiene más ideas que dinero, y se pone en contacto con personas cuyo problema es el contrario pero ambos con un mismo objetivo: ver algo nuevo en el mundo.
Pero Kickstarter no tiene publicidad. De hecho, no cabe duda de que si la tuviera la experiencia sería mucho menos atractiva. La publicidad en Kickstarter no mataría esta comunidad, pero la abarataría, se interpondría en el camino entre la marca y el consumidor, el creador y el donante, y se vería condenada a volver al modelo tradicional.
No se trata sólo de lo que consigue Kickstarter como proyecto, sino que supone un modelo para un tipo de interacción entre marcas y consumidores completamente nuevo. Las marcas antes creaban algo por sí solas, lo llevaban al mercado con un mensaje atractivo y esperaban a que la gente lo comprara. El nuevo modelo supone empezar desde la idea básica y permitir que la gente participe en su desarrollo.
Un planteamiento que vuelve a los principios bajo los que nació internet, entendido como “un grupo internacional de redes de comunicaciones entre ordenadores”, y que ahora conforma un enorme grupo de personas que utiliza ordenadores para hacer cosas, todos juntos. Y un planteamiento también que obliga a que la publicidad piense qué es y qué hace y entender que, en lugar de presentar un mensaje, tendrá que buscar la forma de crear lazos entre personas y marcas en una nueva disciplina que interrumpa el consumo de contenidos de los usuarios, pero de forma inteligente.
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