Cada pequeño paso define todo el camino, modelos personalidad de marca (I):
En un post anterior debatíamos sobre la importancia de la creación de una identidad digital que nos permita transmitir nuestros valores en cada contenido y en cada interacción que se produzca en los medios sociales. En realidad, definir la personalidad digital es la única opción que tenemos como marcas para transmitir nuestros valores y conectar emocionalmente con nuestras comunidades.
En esta ocasión, os proponemos un modelo a seguir para poder definir esta identidad, basado en el que definió hace ya años JN Kapferer. Se trata, en realidad, de la primera parte de una serie de posts en los que iremos analizando diferentes modelos que nos ayuden en nuestro propósito.
El motivo por el que elegimos este primer modelo para empezar es que es el más completo de los modelos teóricos, ya que incluye características propias de la marca, de las comunidades con las que queremos entroncar y el tipo de relación que queremos mantener con las personas que forman parte de ellas.
El modelo propuesto, en su libro The New Strategic Brand Management es el siguiente:
Como vemos en el esquema, el modelo que hemos adaptado, consta de 6 partes:
1. Propuesta de valor: Es la que estamos ofreciendo realmente a las personas. Se trata, según palabras de Levitt del por qué nos compran, qué necesidad real o carencia estamos cubriendo. Recordamos que una empresa de herramientas no vende utensilios, vende la posibilidad de arreglar cosas o decorar su casa.
2. Tono: Descripción en adjetivos de la forma de comunicar de la marca, es decir, si es directa, amena, técnica, escueta… Cualquier adjetivo que describa la forma que tendrá a la hora de expresarse en los medios sociales.
3. Personalidad: Descripción de los valores de la marca, es decir, que adjetivos definen a la marca en cuanto a su forma de ser. Se trata de personificar la marca (hacerla humana) y describir los adjetivos que mejor la definan. La diferencia entre el anterior punto y este es que el tono sólo define la forma de comunicar de una marca, que puede ser común entre varias, mientras que la personalidad va más allá y define los valores de la misma, cómo será su forma de actuar y cómo serán todos los elementos que la acompañan.
4. Comunidad: Cómo son las personas a las que nos dirigimos y qué carencias tienen que podemos cubrir con nuestra propuesta de valor.
5. Reflejo: Cómo se sienten estas personas cuando experimentan nuestra propuesta, cuando ya están utilizando lo que hemos creado para ellos.
6. Relación: Define el tipo de relación que mantenemos con nuestras comunidades. Podemos ser asesores, “colegas”, compañeros, padres, amigos… Nos ayuda a entender el rol que jugamos con respecto a nuestra comunidad y qué creemos que esperan de nosotros.
Se trata, como hemos visto de un modelo que incorpora varias áreas estratégicas de nuestro plan de marketing -manteniendo dentro lo más importante-, las personas. Nuestra propuesta pasa por utilizarlo como marco que rija toda nuestras actuaciones, teniendo que acudir a él a la hora de definir cualquier estrategia, acción o campaña, para asegurarnos que nuestra propuesta de valor y nuestra personalidad siempre se mantienen y que estamos construyendo para hacer crecer los vínculos emocionales entre nosotros y muestra comunidad, llevando nuestros valores hacia ellos en todas las interacciones y en todos los momentos de la verdad que se produzcan.
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