Hace unos días recordaba las cadenas de cartas que llegaban cuando era pequeño al buzón de mi casa, en las que se solicitaba reenviar el texto escrito a X personas, adjuntando una peseta, para evitar así tener mala suerte…
Estas cadenas de correo pasaron después al email y, de ahí, también han llegado a las redes sociales. Algunas buscan la interacción del usuario para que con su “me gusta” contribuya a apoyar una buena causa. La idea es que se vea cómo ese motivo moviliza a mucha gente, pero la realidad es que pocas veces da resultado y provoca que la institución u organismo al que se solicita una modificación la lleva a cabo.
Más flagrante aún es en el caso de la solidaridad. Las fotografías que se envían para dar pena o aumentar el sentimiento de tener que ayudar poco beneficio aportan a quienes las protagonizan en las redes sociales. Así lo demuestra la escena gráfica de hoy domingo…
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