viernes, 6 de julio de 2012
La imprecisión periodística no entiende de fronteras
En 1936 se realizó la primera auditoría sobre la precisión de la información que publicaban los periódicos en Estados Unidos, dirigida por el profesor de periodismo y editor Mitchell Charnley. Para ello se seleccionaron una serie de artículos, se identificaron las fuentes que se citaban y se mandaba a estas fuentes una encuesta. En ella se hacían preguntas objetivas y también subjetivas con las que se buscaba conseguir un conocimiento específico acerca del artículo y conseguir así una impresión sobre la certeza y la precisión del artículo que se analizaba.
Décadas después de la publicación de la primera auditoría, los investigadores han refinado y expandido el test de Charnley. En 2007 se publicó el mayor de estos estudios para Estados Unidos y se reveló la mayor tasa de error de la historia, en la que un 59% de los artículos periodísticos tenía algún tipo de error según las propias fuentes. El primero de los estudios apuntaba a una tasa de error de menos del 50%.
Pero este estudio sigue siendo algo prácticamente en exclusiva para Estados Unidos y en muchos países no se ha aplicado esta auditoría ni ningún análisis por el estilo. Hasta que Stephan Russ-Mohl, director del Observatorio Europeo de Periodismo, inició una nueva investigación aplicada a Suiza e Italia.
Los datos, que se publicaron recientemente, muestran un nivel de precisión informativa similar al registrado en Estados Unidos. La tasa de respuesta recibida en Italia hace que los datos obtenidos no sean más que una exploración inicial, mientras que para Suiza los resultados son más trascendentes, demostrando que la imprecisión periodística trasciende las fronteras y las culturas. .
En Suiza, las fuentes encontraron errores en el 60% de las noticias de los periódicos analizados, que solían ser principalmente citas erróneas y titulares imprecisos, igual que en Estados Unidos. Edades y direcciones equivocadas son los errores menos habituales. Por otro lado, para los suizos los nombres mal escritos son el peor error que se puede cometer, seguido por ofrecer mal una localización. Según el estudio, estos errores se acusan a la falta de comprensión por el periodista sobre el objeto de la noticia y a la presión por entregar dentro del plazo.
Por otro lado, en Italia, aunque los datos no pueden tomarse como algo concluyente, se reconocieron errores en el 51.9% de las noticias y los dos errores más populares eran citas erróneas y titulares imprecisos.
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