jueves, 5 de julio de 2012

Las dos caras del crowdsourcing

Las dos caras del crowdsourcing:
El crowdsourcing ha dejado de ser una tendencia en ciernes, no nos coge desprevenidos. Llevamos tiempo escuchando el eco de iniciativas basadas en este modelo de colaboración social que se nutre de distintas tecnologías  y, que muchas empresas (grandes y pequeñas) han utilizado para dar un cambio de rumbo a sus proyectos.
El crowdsourcing es un modelo de producción y creación de proyectos que gracias a las tecnologías 2.0 se ha convertido en una gran oportunidad para sacar adelante iniciativas de cierta dificultad con un uso de recursos reducido, gracias a las aportaciones de colaboradores y usuarios.
El poder del crowdsourcing radica en la comunidad de Internet. Como decía Luis Rojas Marcos (psiquiatra, investigador y profesor español):
“Internet es positivo porque nos une, nos conecta. Incluso a las personas mayores. El estar conectado nos prolonga la vida y no solamente añade años a la vida, sino vida a los años.”
Son numerosos los casos de empresas que han confiado en iniciativas basadas en crowdsourcing. Ejemplo de ellos son Procter&Gamble, 3M o CHL Technologies, que ya hemos analizado con anterioridad.
Las empresas empiezan a tomar conciencia de que una comunidad con talento y hambre de colaboración puede aportar mucho al proceso de definición de un producto o a tareas de lo más insospechadas.

¿Qué beneficios aporta el crowdsourcing?

  • La interacción más estrecha entre empresa y consumidores.
  • Problemas complejos pueden ser resueltos muy rápidamente, gracias a una comunidad comprometida con un objetivo común.
  • El producto desarrollado mediante este modelo puede superar las expectativas de un modelo tradicional debido a la gran heterogeneidad de las aportaciones de los colaboradores.
  • El crowdsourcing puede generar oportunidades para personas con talento, experiencia y ganas de colaborar en proyectos de interés social o de prestigio.
  • También elimina las barreras financieras que imposibilitan que proyectos interesantes se congelen por falta de los recursos necesarios para llevarlos a cabo.

¿Qué factores son claves para que el crowdsourcing funcione?

El tamaño de la comunidad es un punto clave y va a condicionar todo el proyecto. El crowdsourcing va a depender de un conjunto de procesos a realizar por parte de una comunidad. Si es excesivamente grande puede derivar en un alto grado de aportaciones a revisar, necesitando de una supervisión exhaustiva de cada aportación para discernir su validez o no, lo que produce un gasto de recursos que puede poner en riesgo la rentabilidad del proyecto.
En el caso contrario, una comunidad demasiado exclusiva o pequeña puede derivar en un déficit de ideas y aportaciones produciendo un resultado pobre e insuficiente y poco innovador.
Una planificación errónea de recursos o del problema planteado a la comunidad puede inutilizar todo esfuerzo anterior realizado, como fue el ejemplo de la iniciativa de la petrolera BP tras el incidente ecológico en el Golfo de México, que consistía en reunir ideas para neutralizar los efectos perjudiciales para el medio ambiente del petróleo vertido. Fueron 123.000 aportaciones  recibidas de las cuales sólo 30 soluciones se consideraron aplicar para controlar el vertido tóxico, y lamentablemente no tuvieron éxito en su cometido. Es por ello necesario analizar y plantear correctamente el proceso de creación colaborativo y evaluar si la comunidad está preparada para afrontar la resolución de problemas de alta dificultad.
La división de los procesos colaborativos también va a necesitar un especial cuidado. La simplicidad y una división ecuánime de las tareas ayudarán a agilizar el envío de aportaciones. Si hay mucha heterogeneidad y  diferentes niveles de tareas en el proceso colaborativo,  se perjudica el nivel de colaboración debido al mayor grado de dificultad en el entendimiento del proceso de crowdsourcing.
La retribución es un punto crítico y polémico en este modelo. Una elección de un sistema retributivo demasiado austero o ineficiente en su distribución a los participantes puede poner en peligro la motivación y la calidad de las aportaciones  y con ello, los objetivos y el éxito del proyecto.

El lado oscuro del crowdsourcing

Hace poco nos visitaba en un TcSchool  Manuel Cebrián, investigador español del MIT y miembro del Scientific Advisory Board del ISDI,  que nos habló acerca de su experiencia en varios proyectos basados en la colaboración de usuarios de redes sociales.
El crowdsourcing había sido el fundamento de los tres proyectos para los prestigiosos concursos de resolución de problemas TagChallenge y DARPA Network Challenge en los que había participado con el equipo de investigación del MIT.
A pesar de haber logrado el éxito en los respectivos concursos gracias al crowdsourcing, nos transmitió una negativa impresión sobre la gran volatilidad e imprevisibilidad en los resultados obtenidos en estos modelos de  colaboración.
Según su opinión, este tipo de modelos de colaboración social gracias a Internet conllevaba un notable riesgo de obtener resultados negativos o en contra de la marca debido a la posible aparición de una resistencia en la red o movimientos contrarios a nuestro proyecto y, por ello, planteaba un posible escenario donde se haría necesario una regulación de ciertas prácticas relativas a Internet para evitar sabotajes de proyectos de crowdsourcing.
El crowdsourcing es una opción innovadora y de creación de valor que nos puede ayudar a encauzar proyectos de coste elevado y gran dificultad (véase Tag Challenge). Además, no tiene un único papel de generador de negocio, sino que le debemos una oportunidad para estar más cerca de nuestros clientes. Como dijo Jerry Yang (cofundador de Yahoo):
“No pensábamos en el negocio, sino en Internet como una forma de comunicación global”.
No obstante, es de vital importancia estudiar exhaustivamente su viabilidad para la particularidad del proyecto y analizar si nuestros objetivos pueden ser entendidos (y abrazados) por una comunidad.
Imagen | goldsardine

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